Agroseguro ha celebrado una jornada sobre ‘El cambio climático y su impacto en el seguro agrario’, que ha contado con la asistencia de más de 150 representantes de todas las administraciones públicas implicadas, de las organizaciones agrarias y cooperativas y del propio sector asegurador. En el inicio de la jornada, Ignacio Machetti, presidente de Agroseguro, ha incidido en que los efectos del cambio climático en la península ibérica están ofreciendo un escenario complejo, «con más peligros que oportunidades». Y, como muestra, se ha referido a los cada vez más frecuentes y severos pedriscos y DANAS –que además se producen en épocas del año insólitas–, las intensas heladas o los prolongados períodos de sequía. «Todos hemos de adaptarnos, pero muy especialmente las actividades más vulnerables, y el seguro debe trabajar en el diseño de nuevas estrategias para no dar pasos atrás en la protección al sector», ha subrayado. En esta sesión, también ha intervenido Antonio Ruiz de Elvira, catedrático e investigador de la Universidad de Alcalá de Henares, que ha advertido de las pocas probabilidades que existen de que se produzca «un frenazo al incremento de la temperatura global en un futuro próximo a pesar de todos los avisos». Es autor del ‘Estudio climático de la modificación de las tendencias de fenómenos extremos. Proyecciones y sus efectos en el seguro agrario combinado’, donde ha pronosticado que de aquí a 2030 se producirá un aumento de los fenómenos adversos «de alrededor del 10%» respecto a las dos últimas décadas. Posteriormente, Jorge Olcina, investigador de la Universidad de Alicante, ha presentado el estudio ‘DANAS en el levante español. Incidencia futura’, realizado junto a Enrique Moltó. Entre otras conclusiones, el estudio señala que la posibilidad de sufrir lluvias torrenciales en cualquier momento del año es una realidad, y que «ha dejado de ser un fenómeno exclusivo del otoño». Ante los riesgos a los que se enfrenta el arco mediterráneo, ha considerado necesario «apostar por la adaptación de los territorios y las sociedades, especialmente respecto a la ordenación del territorio, la gestión de emergencias y la educación para el riesgo», destacando «la escala local», como pieza esencial para reducir los efectos del cambio climático. Asimismo, ha participado Margarita Ruiz, profesora de la Universidad Politécnica de Madrid e investigadora del Ceigram, que ha presentado el análisis ‘Estudio del riesgo de sequía para cereales de invierno en Castilla y León: análisis del riesgo. Tendencias y cambio climático’. Constata un aumento de las temperaturas máximas en los meses de mayo y junio, y un problema principal en otoño debido a un descenso de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas «resultando en una tendencia dominante hacia la aridificación suave de la zona». Su trabajo de investigación señala que «en los años de sequía extrema, los rendimientos más bajos del cultivo siguen apareciendo por debajo del 10%, pero duplican su frecuencia». Por último, el geógrafo Jonathan Gómez ha dado a conocer el estudio ‘Impactos del cambio climático en las estepas cerealistas españolas’, en el que se refleja una reducción de entre el 15% y el 35% de las precipitaciones de primavera en las dos Castillas, lo que provoca acusados descensos en la producción en ambas regiones.Agroseguro ha celebrado una jornada sobre ‘El cambio climático y su impacto en el seguro agrario’, que ha contado con la asistencia de más de 150 representantes de todas las administraciones públicas implicadas, de las organizaciones agrarias y cooperativas y del propio sector asegurador. En el inicio de la jornada, Ignacio Machetti, presidente de Agroseguro, ha incidido en que los efectos del cambio climático en la península ibérica están ofreciendo un escenario complejo, «con más peligros que oportunidades». Y, como muestra, se ha referido a los cada vez más frecuentes y severos pedriscos y DANAS –que además se producen en épocas del año insólitas–, las intensas heladas o los prolongados períodos de sequía. «Todos hemos de adaptarnos, pero muy especialmente las actividades más vulnerables, y el seguro debe trabajar en el diseño de nuevas estrategias para no dar pasos atrás en la protección al sector», ha subrayado. En esta sesión, también ha intervenido Antonio Ruiz de Elvira, catedrático e investigador de la Universidad de Alcalá de Henares, que ha advertido de las pocas probabilidades que existen de que se produzca «un frenazo al incremento de la temperatura global en un futuro próximo a pesar de todos los avisos». Es autor del ‘Estudio climático de la modificación de las tendencias de fenómenos extremos. Proyecciones y sus efectos en el seguro agrario combinado’, donde ha pronosticado que de aquí a 2030 se producirá un aumento de los fenómenos adversos «de alrededor del 10%» respecto a las dos últimas décadas. Posteriormente, Jorge Olcina, investigador de la Universidad de Alicante, ha presentado el estudio ‘DANAS en el levante español. Incidencia futura’, realizado junto a Enrique Moltó. Entre otras conclusiones, el estudio señala que la posibilidad de sufrir lluvias torrenciales en cualquier momento del año es una realidad, y que «ha dejado de ser un fenómeno exclusivo del otoño». Ante los riesgos a los que se enfrenta el arco mediterráneo, ha considerado necesario «apostar por la adaptación de los territorios y las sociedades, especialmente respecto a la ordenación del territorio, la gestión de emergencias y la educación para el riesgo», destacando «la escala local», como pieza esencial para reducir los efectos del cambio climático. Asimismo, ha participado Margarita Ruiz, profesora de la Universidad Politécnica de Madrid e investigadora del Ceigram, que ha presentado el análisis ‘Estudio del riesgo de sequía para cereales de invierno en Castilla y León: análisis del riesgo. Tendencias y cambio climático’. Constata un aumento de las temperaturas máximas en los meses de mayo y junio, y un problema principal en otoño debido a un descenso de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas «resultando en una tendencia dominante hacia la aridificación suave de la zona». Su trabajo de investigación señala que «en los años de sequía extrema, los rendimientos más bajos del cultivo siguen apareciendo por debajo del 10%, pero duplican su frecuencia». Por último, el geógrafo Jonathan Gómez ha dado a conocer el estudio ‘Impactos del cambio climático en las estepas cerealistas españolas’, en el que se refleja una reducción de entre el 15% y el 35% de las precipitaciones de primavera en las dos Castillas, lo que provoca acusados descensos en la producción en ambas regiones.
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