En 2020, las pérdidas aseguradas por grandes catástrofes naturales ascendieron a 78.000 millones de dólares, la cuarta mayor cuantía de la última década, según se extrae del ‘Resumen de Eventos de Catástrofes Naturales 2020’, publicado por Willis Re. Además, esta cifra está muy por encima de la media de los últimos 10 años, que se sitúa en los 66.500 millones de dólares. En concreto, es un 17% superior. Los autores del informe resaltan que se trata de una cifra bastante elevada a pesar del limitado impacto de los huracanes en América del Norte. Durante la temporada más activa se registraron un total de 30, pero pocos llegaron a tocar tierra. El huracán más destructor fue el huracán Laura, que causó unas pérdidas aseguradas de entre 8.000 y 9.000 millones de dólares. En Europa, el temporal Ciara (también llamado Sabine) fue el que más daños causó en 2020. Afectó a más de 10 países y ocasionó pérdidas aseguradas que rondan los 2.000 millones de dólares. A este temporal le sucedieron otras tormentas como Inés, Dennis y Jorge, todas ellas en un periodo de dos semanas. Por su parte, en Asia, el evento catastrófico más gravoso fue el ciclón tropical Haishen, que causó alrededor de 1.000 millones de dólares de pérdidas aseguradas, muy por debajo de las causadas por tormentas similares durante la temporada de ciclones de 2019. En América Latina y el Caribe, el mayor evento fue el huracán Iota en noviembre, con una pérdida económica estimada de unos 1.300 millones de dólares, pero una pérdida asegurada mucho menor. «Las pérdidas por catástrofes naturales fueron elevadas en 2020, pero las cosas podrían haber sido peores, dado el número de tormentas que se formaron en todo el mundo. Afortunadamente, a pesar de una activa temporada de huracanes en el Atlántico, las llegadas a tierra fueron limitadas. Aunque los siniestros en Europa fueron modestos, se produjeron varios terremotos que recordaron la actividad sísmica del sur de Europa, así como graves inundaciones por tormentas de viento y granizo. En un año en el que Covid-19 dominó los debates sobre los siniestros catastróficos, se produjeron no obstante una serie de catástrofes naturales de menor envergadura pero de gran impacto», ha explicado Yingzhen Chuang, director regional de Análisis de Catástrofes de Willis Re International.En 2020, las pérdidas aseguradas por grandes catástrofes naturales ascendieron a 78.000 millones de dólares, la cuarta mayor cuantía de la última década, según se extrae del ‘Resumen de Eventos de Catástrofes Naturales 2020’, publicado por Willis Re. Además, esta cifra está muy por encima de la media de los últimos 10 años, que se sitúa en los 66.500 millones de dólares. En concreto, es un 17% superior. Los autores del informe resaltan que se trata de una cifra bastante elevada a pesar del limitado impacto de los huracanes en América del Norte. Durante la temporada más activa se registraron un total de 30, pero pocos llegaron a tocar tierra. El huracán más destructor fue el huracán Laura, que causó unas pérdidas aseguradas de entre 8.000 y 9.000 millones de dólares. En Europa, el temporal Ciara (también llamado Sabine) fue el que más daños causó en 2020. Afectó a más de 10 países y ocasionó pérdidas aseguradas que rondan los 2.000 millones de dólares. A este temporal le sucedieron otras tormentas como Inés, Dennis y Jorge, todas ellas en un periodo de dos semanas. Por su parte, en Asia, el evento catastrófico más gravoso fue el ciclón tropical Haishen, que causó alrededor de 1.000 millones de dólares de pérdidas aseguradas, muy por debajo de las causadas por tormentas similares durante la temporada de ciclones de 2019. En América Latina y el Caribe, el mayor evento fue el huracán Iota en noviembre, con una pérdida económica estimada de unos 1.300 millones de dólares, pero una pérdida asegurada mucho menor. «Las pérdidas por catástrofes naturales fueron elevadas en 2020, pero las cosas podrían haber sido peores, dado el número de tormentas que se formaron en todo el mundo. Afortunadamente, a pesar de una activa temporada de huracanes en el Atlántico, las llegadas a tierra fueron limitadas. Aunque los siniestros en Europa fueron modestos, se produjeron varios terremotos que recordaron la actividad sísmica del sur de Europa, así como graves inundaciones por tormentas de viento y granizo. En un año en el que Covid-19 dominó los debates sobre los siniestros catastróficos, se produjeron no obstante una serie de catástrofes naturales de menor envergadura pero de gran impacto», ha explicado Yingzhen Chuang, director regional de Análisis de Catástrofes de Willis Re International.
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